Consiste en girar, mediante manipulaciones a través del abdomen, al bebé que se encuentra colocado en presentación de nalgas de manera que cambie a una presentación cefálica (que como todos sabemos es la más favorable para el parto).
Se realiza en la semana 37 porque a partir de este momento hay menos riesgo de que vuelva a girarse, y porque a partir de esta semana evitamos la prematuridad en caso de que haya alguna complicación y haya que realizar una cesárea urgente en ese momento.
Las mamás cuando llegan ingresan por admisión de urgencias y, antes de nada, el ginecólogo les valora y hace una ecografía para comprobar que el bebé no se haya girado solo.
Después de la valoración las acomodamos en una de las salas de dilatación si están disponibles y las colocamos el RCTG durante unos 20-30 minutos y se las pone Prepar (según el protocolo del hospital) para evitar que se produzcan contracciones.
Cuando se tiene un registro correcto y no se registran contracciones es cuando los ginecólogos realizan la maniobra para girar al bebé. Lo hacen con control ecográfico, viendo la rotación que va realizando el bebé y comprobando la FC fetal (puesto que una de las complicaciones es que el bebé "se asuste" y nos haga una bradicardia, con el riesgo de tener que realizar una cesárea si no se recupera).
Una vez terminado el proceso, se consiga realizar la versión o no (porque seamos realistas, no siempre es posible girarlos), dejamos otra media hora más o menos la monitorización y se iría retirando la perfusión de Propess.
En el hospital de mi ciudad, las versiones externas las realizábamos en quirófano; con el anestesista presente; que las medicaba un poco para que estuviesen más relajadas y facilitar así la maniobra a los ginecólogos. Y también estábamos presentes las enfermeras de quirófano por si hubiese que hacer una cesárea urgente (por el riesgo de bradicardia fetal que os conté más arriba).
No hay comentarios:
Publicar un comentario